miércoles, 25 de junio de 2008

El talento está en la calle II


Tengo una nueva entrega (me temo que pueden ser infinitas) de maravillas de la calle. Me siento tan agradecido al género humano de cuando en cuando...
Esto sucedió hace un tiempo. Viajando por la antigua Nacional VI, al llegar al Bierzo empezabas a ver pintadas alusivas a la confusa identidad nacionalista de la comarca: “Bierzo Leonés”, “Bierzo quinta provincia”, “El Bierzo es Castilla”, “Bierzo Autonomía”... en una escalada de pared en pared que llegaba a “Bierzo Nación”, a “El Bierzo Independiente”... Toda una explosión de conciencia política que al llegar cerca de Ponferrada alcanzaba su cenit en una pintada enorme que ponía “El bierzo, planeta”. Nunca sabré lo en serio que iba eso, pero es genial.
Esta es de un amigo mío. Va un sábado por la noche con más de una copa de más y los cojones habituales tras abonarlos con alcohol. Pasa una chica a su lado y él le grita a la cara: “¡Feaaa!” Ella, muy observadora, le responde: “¡Borracho!” Y él, bendecido por los Dioses (por Baco al menos) le suelta al momento: “Sí, pero lo mío se me pasa mañana”. Un genio.
Esta es de la Eurocopa, recientita. Llegamos a Innsbruck, y en la calle principal del casco viejo nos encontramos a un grupo de unos 20 suecos cantando futboladas en sueco, claro. Al lado, unos 7 españolitos empiezan a cantar el “Que viva España” y los suecos se les unen encantados en una demostración de hermandad de las dos aficiones de esas que conmueven. Pero cuando la canción se termina y los suecos están encantados de haber adoptado esos nuevos amiguitos, uno de los españoles pide silencio y les dice a los suecos que van a cantar todos juntos otra canción española. Y empieza a dirigir el coro y a cantar: “Somos maricones, somos maricones...” Los suecos empiezan a cantarlo encantados a voz en grito mientras los españoles se descojonan en su cara. Y cuanto más cantan ¡Somos Maricones!, más se ríen los españoles y más creen los suecos, en su bienintencionada inocencia, que el buen rollito con los españoles va in crescendo, así que se dejan la piel gritando que son maricones. En fin, ese chaval es un héroe nacional, y punto.
Y una menos graciosa pero no por ello menos talentosa. La pintada de la foto, ya de por sí es buena: “Este es un buen sitio para empezar de cero” escrita en un lugar cualquiera. Pero la respuesta: “tiene toda la razón”, es mucho mejor no sé si por inocente, si por cínica, si por deseo de participación, si por crédula, si por... Sabe Dios, pero pide más respuestas.
Seguiremos buscando por la calle, que el mundo sigue girando.

martes, 24 de junio de 2008

El avión: un medio tercermundista


Cuento el caso de cualquiera que coja un avión hacia donde sea.
Este es el procedimiento: te sacas un billete on-line, pagas por adelantado (habría mucho que decir sobre los servicios de pago por adelantado en general), te hacen llegar una hora antes al aeropuerto, guardas una cola estúpida para que facturen tu equipaje, además, te dan la tarjeta de embarque (billete en cristiano, pero el lenguaje rimbombante es propio del medio), te diriges a una puerta determinada donde te miran la tarjeta, luego pasas un control de seguridad como si fueras a entrar en el pentágono y no en un bus con alas (que es lo que viene siendo un avión), una vez dentro de la zona de embarque (otra cosa que no debería de existir), te esperas un tiempo a que se abra el embarque, guardas otra cola, te vuelven a mirar la tarjeta (y te quitan la mitad), nueva cola en el pasillo, entras en el avión, te sientas en tu sitio, esperas con todo el avión a que le den pista, mientras te cuentan una cantidad ingente de chorradas de seguridad que no sirven para nada, el avión despega y se suceden una serie de recomendaciones sobre ponerse el cinturón, quitárselo, colocar esta bolsa así o asao, subir y bajar la bandeja, inclinar o no el asiento... Al llegar la cosa continúa, y te esperas a que acoplen un pasillo a la puerta delantera, como no usan también la puerta trasera tienes para 10 minutos de espera hasta dejar el avión, luego a esperar lo que les de la gana a que salgan las maletas por otro lado y por fin has llegado. Bueno, no porque los aeropuertos suelen estar en el quinto cuerno de las ciudades, así que entiéndetelas con el timo de los taxis (con tarifas especiales nadie sabe porqué) o con los transportes públicos. Una odisea.
Estas son las preguntas:
¿Porqué esas medidas de seguridad en un avión y no en los autobuses urbanos? ¿es que la vida de los pasajeros de avión vale más precauciones que la de los viajeros de autobús?
¿Porqué la Policía de un país controla a los que salen de él? ¿No debería haber control sólo para los que entran? Claramente sobra uno de los dos controles.
¿Porqué hay que facturar maletas? ¿Es que no se puede diseñar un avión en el que entres con tu maleta y la coloques donde sea? En los trenes sí son capaces de hacerlo. No puede ser un reto bajar el nivel de los asientos a costa de la bodega, ampliar los estantes de arriba, hacer un compartimento delante o detrás para colocar maletas grandes... No sé, pero ¡tiene que haber una solución!
¿Porqué es necesario sacar una tarjeta de embarque con tantos datos y que tardan en editar un cuarto de hora? ¿es que no se puede comprar un billete con el número de asiento y punto?
Sólo con solucionar esos cuatro trámites, no haría falta estar una hora antes en el aeropuerto y saldrías de él otra hora antes.
Pero las compañías aéreas, los aeropuertos y todos los que viven de la boba sopa burocrática (y que mantenemos con el precio de nuestros billetes) son incapaces de hacerlo. Porque son unos ineptos y la ineficacia personificada.
Espero que llegue un día en el que una compañía con sentido común monte su propia red de aeropuertos, mande diseñar sus propios aviones y haga los vuelos fáciles y sencillos para los viajeros.
A ver si son capaces en... pongamos 20 años. Lo dudo.
Y dudas que me asaltan: ¿De donde viene el glamour que rodea el aeropuerto y que parece justificar todas las estupideces y barroquismos que lo rodean? ¿Es que nadie se da cuenta de que una azafata no es más que un híbrido de camarera y acomodador de cine? ¿o que un piloto no es un comandante sino un mero conductor? ¿que un aeropuerto es una estación de buses un poco más grande...?
Pues no, nos revientan los viajes y encima nos gusta el cuadro. No tenemos solución.

PD: Una anécdota sobre la “seguridad”. Llevo 5 años viajando por más de 15 aeropuertos de todo el mundo con una navaja en el llavero y jamás se han dado cuenta. En cambio, siempre crea problemas ¡el tornillo de un mini trípode de mi cámara de fotos! En fin.

lunes, 16 de junio de 2008

Piensan que balamos...


Sí, indefectiblemente piensan que somos rebaño. Me explico: Llego a ver la Eurocopa y el primer día de estancia en Austria lo paso en Viena. En esa ciudad, los organizadores han montado varios recintos llenos de pantallas enormes, puestos de comida, de música, de recuerdos de la Eurocopa... Todo un circo para deleite de los sentidos de futboleros y gente en general que han llamado “Fan Zone”.
Bueno, pues fui a ver el partido de Portugal-Turquía en la Fan Zone más grande de todas, la del ayuntamiento. La zona está vallada y para entrar hay que pasar la entrada donde hay control de seguridad con cacheos y demás. Hasta ahí, entiendo que normal. Al tocarme a mí, me ven una cámara réflex (de aficionado nada más) y me dicen que no la puedo pasar. Explico que es por hobby y que la gente está pasando cámaras. Responden que son compactas, pero que una reflex no puede ser. Total, que tengo que dejar la cámara en una consigna y volver a entrar. De hecho, tenían una consigna exclusiva para cámaras.
No es para tanto ¿no? A fin de cuentas, es una estupidez más de los controles de seguridad y ya está. Pues no, no está.
Cuando voy curioseando Fan Zone adelante, me encuentro un gran montaje de una marca patrocinadora de todo el evento: CANON.
¡Muy bien, sí señor! ¿Quién es el pedazo de idiota que ha pensado en patrocinar un evento en el que no dejan utilizar tus productos? Hace falta ser o un incompetente o un cachondo, porque para más inri, recuerdo que sus últimas campañas publicitarias a nivel mundial son precisamente las de las reflex de aficionado: esas con un mensaje tan bonito y maravilloso que invita a vivir la vida canon, con tu maravillosa reflex digital de aficionado llevándola a todos lados y sacando fotos como un japonés ¡y patrocinan lugares donde no dejan entrar con ellas!
You can, Canon... ¡Pues no, no puedes!
Y ya está bien de que los departamentos de marketing tomen a todo el mundo por imbécil. Deberían ir espabilando.
Por cierto, la mía es una Nikon y, visto lo visto, a mucha honra.

jueves, 5 de junio de 2008

¿De qué sequía hablaban?


Hablo de los gobiernos de España, de Cataluña y todos los demás. Sé que es fácil escribir ahora esto, pero como yo sé que llevo repitiéndolo meses, estoy tranquilo.
En este país, desde hace decenios se vive en una permanente psicosis de sequía que casi siempre acaba siendo nada de nada.
Este año se ha vuelto a repetir. Acabando el invierno, Cataluña se declara en sequía, en una de las mayores de la historia (como siempre, todas son unas de las mayores de la historia) y lo atestiguan desde técnicos de todos los colores hasta cualquier paisano encantado de echar unas palabras a un micro, pasando por políticos, como no.
Entonces, con todas las masas alteradas porque se van a morir de sed, se autoriza una obra de trasvase que sólo va a tener un año de vigencia porque en unos cuantos meses la nueva desaladora ya estará totalmente operativa.
¿Este país no ha hecho la EGB o qué? Yo he estudiado toda mi vida que las estaciones lluviosas son otoño y primavera. O sea, que si aún faltaban por caer la mitad de las lluvias del año porque la primavera no había empezado ¿por qué demonios montan la que montan por una hipotética sequía que aún no es?
Al final ha pasado lo que pasa todas las primaveras desde hace milenios: ha llovido. Oooh... y resulta que se han llenado los pantanos ¡qué sorpresa! justo lo que se esperaba que pasase cuando se construyeron: que acumulasen agua de lluvia en Otoño y Primavera para mantenerse con agua durante el invierno y el verano.
O sea que ¿la naturaleza es “caprichosa e imprevisible” cuando no llueve en las estaciones secas y diluvia en las húmedas... o nuestros políticos son un hatajo de ineptos, nuestros periodistas una bandada de cotorras y los españoles una colección de borregos?
¿Alguien recuerda restricciones de agua del grifo por culpa de la sequía en la mitad norte de España? Yo no.
Nunca hay esas sequías con la que nos amenazan todos los años. Y además, por si no se había dado cuenta nadie, en la mitad norte de España nunca falta agua en el grifo.
Pero además, aunque un santanderino, pongamos por caso, se pase toda la vida ahorrando agua, no va a conseguir que ningún andaluz (por ejemplo) tenga jamás una gota más de agua. ¡No es un bien compartible! ¡El agua no usada no se va a un saco común! ¡Se queda donde está!
La sequía de los lugares secos no se arregla ahorrando agua en los lugares húmedos ¡sino en los secos! ¡Los habitantes de las zonas húmedas pueden derrochar agua tan tranquilos porque no pasa nada! Tienen esa suerte, no hacen ningún mal, no pasa ¡¡¡NADA!!!
¿Por qué diablos nos martirizan los poderes públicos todos los años con campañas de ahorro de agua en lugar de ahorrar ellos lo que sí tienen que ahorrar: DINERO PÚBLICO?
Hala, que se vayan todos a algún pozo negro por el desagüe de mi grifo abierto...

miércoles, 4 de junio de 2008

La Coruña es Castilla


Adelanto que el tocho que sigue puede que no interese más que a algunos coruñeses y a algún que otro gallego. Y que nadie pierda tiempo en hacerme constar generalizaciones o maniqueísmos: los utilizo, asumo y defiendo (releer el encabezamiento del blog si queda alguna duda).

Empecemos describiendo la bandera de La Coruña: constituida por el escudo de la ciudad sobre el pendón morado de Castilla. ¿Curioso? No. Más bien significativo. Veámoslo.

Historia:

La Coruña fue ciudad Romana antes que nada (¿aldea prerromana? eso cuenta cero históricamente, hablo de una ciudad), y tras ello se despobló. El primer gran hito para la ciudad sucedió al ser repoblada y refundada en 1208 por orden del rey de León, Alfonso IX, que le otorga privilegios y fueros, haciéndola dependiente del rey y convirtiéndola en una ciudad libre de vasallajes al clero o a los señores feudales, que se repartían el territorio y los habitantes del resto de Galicia. Así, gracias a los reyes, primero de León y luego de Castilla, esta ciudad jamás fue esclava.
Alfonso X El Sabio y Enrique III conceden privilegios y dan prosperidad a La Coruña, que con Juan II recibe el título de Ciudad.
El resto de la historia de la ciudad permanece ligada a los reyes de Castilla y de España, marcando sus épocas de recesión (las menos) y de progreso (las más). Felipe II la nombró Capital de Galicia, y con Carlos III la ciudad recibe el último gran impulso al ser una de las 13 ciudades autorizadas a comerciar con el Nuevo Mundo.
Todo esto marcó el carácter de una ciudad en absoluto parecida a lo que la rodeaba, convirtiéndola en un foco de modernidad, intelectualidad y en la ciudad más liberal del Norte de España. Durante la Guerra de la Independencia fue la primera en adherirse a la constitución de 1812, tras la propia Cádiz. Durante las luchas entre liberales y absolutistas, fue una ciudad unánimemente liberal e isabelina, protagonizando pronunciamientos y enfrentándose con éxito a la sombra del carlismo. En agradecimiento, la reina Isabel le concedió el estatus de Capital de Provincia, hasta la actualidad.
Durante el Siglo XX, su carácter abierto, liberal, moderno y cosmopolita se afianzó y desarrolló, siendo confirmada como Capital de Galicia en el Estatuto de Autonomía de Galicia de 1936.

Como se ve, la deuda de La Coruña con los monarcas leoneses, castellanos y españoles es más que significativa: fue la relación con ellos la que aisló a La Coruña de las tinieblas medievales y del retraso histórico que padeció el resto de Galicia.
Gracias a ello, la ciudad se ha mantenido hasta ahora como rezan sus bien ganados títulos: “Muy Noble y Muy Leal Ciudad de La Coruña, Cabeza, Guarda y Llave, Fuerza y Antemural del Reino de Galicia”.
Hoy en día, mi ciudad está en una gran encrucijada, y la dirección que termine de tomar marcará el fin de su limpia trayectoria o su claudicación a las sombras de la cerrazón y la incultura nacionalistas.

Punto de inflexión:

La culpa la tuvo la Constitución de 1978, no por ella misma en sí, sino porque provocó que con la aprobación del estatuto de autonomía, la capitalidad de Galicia cayese en Santiago de Compostela, aldea triste, oscura, húmeda, clerical y paleta que jamás absorbió nada de la universidad que alberga desde hace siglos (¡qué diferencia con Salamanca!). Parece que todo el saber se lo lleva la incesante lluvia alcantarilla abajo.
Bien, con el poder gallego viviendo un centralismo salvaje en Santiago (muchísimo más fuerte que el tan denostado centralismo castellano durante el franquismo) y el aluvión de nueva población llegada de los pueblos a La Coruña, esta ha perdido gran parte de sus señas de identidad y de su carácter, además de sufrir la invasión de competencias, el expolio de organismos administrativos y el bloqueo casi sistemático a proyectos de infraestructuras y comunicaciones.
El máximo exponente ha sido el intento desde Santiago por cambiar el nombre oficial de La Coruña, trastocándolo por A Coruña (invento híbrido entre La Coruña y A Cruña) contra la opinión aún mayoritaria de los coruñeses (80% a favor del La, en su día). Una ciudad debería llamarse como quieren sus habitantes, y no como les impongan los de alrededor (léase resto de Galicia). Pues oficialmente lo han conseguido, aunque sus ciudadanos siguen usando el La y la RAE mantiene la cordura respaldándola.
Pero el sistema es perverso, el sonsonete monocorde de la telegaita mantiene un asedio argumental contra el uso del castellano (idioma de casi el 90% de la ciudad) y los cobardes periódicos coruñeses transigieron al quitar la L al cambio de evitar represalias políticas, publicitarias y financieras por parte de la Xunta de Galicia y la Diputación Provincial.

Actualmente:

Y así, con la ciudad plagada de advenedizos llegados de la aldea y de otros grandes poblachones gallegos, con los poderes públicos empeñados en igualarla por lo bajo al resto de Galicia, con el nacionalismo reductor, llorón, resentido y maleducado campando por sus respetos, con su carácter diluido por la masificación, sus medios de comunicación y organismos vendidos, y la falta de referentes en la ciudad que digan la verdad, poco a poco va decayendo, deshaciéndose, hundiéndose en el lodo y en la incultura que la rodea...
Su último baluarte fue el alcalde Francisco Vázquez, tan querido en la ciudad como odiado en el resto de Galicia tan sólo por defender su ciudad y por entender lo que significa ser coruñés en el rincón Noroeste de España.
Yo he llegado a ver pintadas en Santiago de Compostela que ponían “Vazquismo No”, ¡¿Cuándo se han visto pintadas contra un alcalde en una ciudad que no es la suya?! Eso da una idea del acoso sufrido desde hace décadas en La Coruña por parte del resto de Galicia, con Santiago y su rebaño de pailanes xunteros a la cabeza, burócratas de la vaca y la berza.
La ciudad resiste aún, sí, pero ¿cuánto más podrá hacerlo? Es difícil de decir. Aunque siga siendo persistentemente castellanohablante a pesar de los esfuerzos oficiales por imponer el gallego, y aunque los coruñeses siguen tendiendo a saltar con alegría hasta Madrid, el resto de España o mundo adelante para trabajar o estudiar (en mucha mayor medida que en el resto de ciudades y pueblos gallegos, que miran mucho más hacia el resto de Galicia), hay demasiado en contra, y ese cosmopolitismo y apertura de mente que hace que La Coruña sea desde siempre la ciudad que más desmiente el tópico de los gallegos desconfiados, recelosos y huraños, puede no durar mucho más.

Curiosidades Galicia vs. La Coruña:
- La aldea coruñesa de Santiago de Compostela, no es oficialmente capital de Galicia. El estatuto sólo la nombra como sede del gobierno autonómico. La única capital de Galicia que han conocido los tiempos es La Coruña.
- Rosalía de Castro, nacida en Padrón, calificaba en las cartas a su marido a La Coruña como ciudad bonita y alegre, y siempre que pasaba una temporada en ella odiaba tener que volver a Santiago, de la que despectivamente decía que era un sepulcro.
- Manuel Fraga, siendo presidente de la Xunta de Galicia, tardó ¡15 años! en visitar oficialmente la ciudad de La Coruña, y a pesar de estar a una hora de coche desde Santiago, ¡llegó en avión!
- Cuando Fraga visitó La Coruña, La Voz de Galicia tituló: “El presidente de la Xunta de Galicia visita oficialmente la Ciudad-Estado”.
- Casi todas las grandes empresas icono de Galicia, son coruñesas: Estrella Galicia, La Voz de Galicia, Caixa Galicia... y tienen su sede en La Coruña.
- La Coruña (270.000 habitantes + ó -) a día de hoy aún está cerrando su segunda circunvalación, y Santiago (60.000 habitantes) tiene dos circunvalaciones terminadas desde hace más de una década.
- Los aeropuertos de La Coruña y Vigo son sistemáticamente relegados en las inversiones públicas en favor del aeropuerto de Santiago. La Coruña y Vigo tienen un área metropolitana de más de medio millón de habitantes y la de Santiago llega de milagro a los 100.000. Más de la mitad de los pasajeros del aeropuerto de Santiago luego cogen otro transporte para llegar a La Coruña o a Vigo.
- El Real Club Deportivo de La Coruña es una de las pocas instituciones coruñesas que conserva el La en su nombre oficial.
- La bandera de Galicia es la bandera de la Provincia Marítima de La Coruña. Los emigrantes la tomaron como bandera gallega porque era la última que veían cuando los barcos partían hacia América y más tarde fue oficializada también como bandera gallega.
- En muchas partes de Galicia hay una inquina generalizada contra La Coruña y los coruñeses, trufada de envidia y resentimiento. No es raro coincidir con un gallego fuera de Galicia, que al notarte el acento te pregunte si eres gallego y que al responderle que sí, que de La Coruña, te diga que entonces no eres gallego.
- Cuando hace pocos años el Día de las Fuerzas Armadas transcurrió en La Coruña, toda la ciudad salió a las calles a contemplar el desfile y a aplaudir al ejército español. Esa respuesta generalizada es impensable en casi ninguna otra ciudad gallega.
- El galleguismo que floreció en La Coruña (punta de lanza del mismo) a finales del siglo XIX y durante la primera mitad del XX, fue siempre más cultural que político, cuando en el resto de Galicia tuvo más peso la política. Fue más regionalismo romántico que nacionalismo excluyente.
- Y por último, sí, la bandera de La Coruña consiste en el escudo de la ciudad sobre el pendón morado de Castilla...
¡Porque es y siempre ha sido Castilla!